“Lo difícil hoy es ser auténtico”

Ángel BaltasarÁngel Baltasar es el artista plástico, autor del friso Huellas Hermanas, la obra compuesta por más de 400 dibujos, apuntes del gimnasio durante su tratamiento rehabilitador que luce en las paredes del centro, junto con la gran Torre de la Igualdad. Hace un tiempo que se adentró en una etapa creativa a través del corto experimental y ya está cosechando numerosos éxitos. De esta aventura, su visión del arte y evolución en estos tiempos convulsos nos habla Ángel Baltasar en esta entrevista para Infomédula.

Por: Miguel Ángel Pérez Lucas

Estamos digitalizando el mundo, incluido el arte, ¿qué tal vive como artista la evolución de la pincelada a la pixelada?
La pincelada se fue transformando desde la prehistoria hasta el siglo XX en múltiples maneras de afrontar el acto de pintar: el brochazo, el tachismo, el goteo, la espátula de albañil, la pintura a cubos, incluso el gotelé a la brava, como desarrolló Miquel Barceló en su cúpula de la Sala XX de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones de la ONU. La tradicional, propia de la pintura de caballete, perdió su esplendor en los  primeros años 1900, lo que llevó a Marcel Duchamp a decir con su ironía  acostumbrada aquella frase genial: – Si los generales ya no mueren a caballo, ¿por qué los pintores han de morir a caballete? Es obvio que pincelar y pixelar son disciplinas distintas. De hecho cuando se utiliza la herramienta digital intentando imitar las texturas de la pintura material, se fracasa; o bien creando sucedáneos, o enmudeciendo el lenguaje al que se le sustrae de aromas, tactos e incluso sonidos. La pintura es insustituible, entender lo digital como imitación es, como poco, castrante. Sin embargo la herramienta digital abre un universo propio de posibilidades al combinar otros recursos que llevan a una nueva forma de expresión.

¿Tras su dilatado recorrido por la pintura, expresarse ahora en el formato audiovisual ha sido fruto de un proceso natural, una epifanía, el deseo de experimentar…?
Los tres interrogantes intervienen en el proceso. Si me remonto al año 80, fecha en la que cierro mi etapa abstracta, recuerdo una gran preocupación por lo cinematográfico. Quizá, de haber contado con recursos para ello, me habría encaminado hacia ese lenguaje. Pero los equipos de vídeo o eran carísimos y  prohibitivos fuera del ámbito profesional, o tenían una calidad muy deficiente en lo que se dio en llamar vídeo casero. Así pues recurrí a la enseñanza de los antiguos papiros chinos de Gu Kaizhi; como no podía filmar decidí dibujar y pintar en largos rollos de papel o tela, algo a lo que podría llamar cine-pintura.  El aspecto más constante de mi trabajo es el movimiento, lo que en  pintura llamo “fijeza“ que nada tiene que ver con lo parado. Esta inquietud me llevó en los años 90 a abrazar el vídeo, primero como recurso para documentar mi obra plástica y poco a poco a entender de forma autodidacta la edición de vídeo, una expresión nueva que desembocó en 2015 en la animación y el diseño nativo digital.

Tríptico del desamor, obra de Ángel Baltasar¿Qué ha supuesto conseguir numerosos premios en festivales internacionales de cine independiente?
El circuito de festivales comenzó para mí en octubre de 2021 como exploración de un terreno totalmente desconocido, y mi sorpresa fue ver la progresión positiva que lograban mis tres propuestas, sobre todo The Submerged Voice después de lograr 13 Award Winner y varias  nominaciones. Este éxito afianza mi trabajo y me abre grandes expectativas, primero porque accedo a una audiencia global gracias a internet que amplifica la emisión de la propuesta; uno puede dar la vuelta al mundo con un proyecto cinematográfico si los jurados de festivales lo consideran con premios o menciones de honor, y la competencia es en igualdad de condiciones con otros cineastas independientes. En ese sentido parece a priori más transparente el asunto que el complicado y algo esclerótico circuito de exposiciones, que ya no hay quien lo entienda. Otra cosa es monetizar el resultado, que depende de productoras y distribuidoras. En cualquier caso como dice D. Miguel Pereyra – La vida sigue y hay que vivirla–.

¿Cómo afecta a su productividad creativa su exitosa irrupción en el mundo de los cortos experimentales?
Lógicamente de una manera positiva, me estimula la conexión con un público tangible ya que el otro aspecto fundamental de la creación es la comunicación sin la cual, el arte es un solipsismo de infertilidad. Toda expresión artística necesita debate, sólo así progresa, sólo así tiene sentido.

Políptico del Azar Rojo, detalle. Obra de Ángel BaltasarTambién se ha atrevido con los NFTs ¿Sigue interesado en ellos o los considera una moda pasajera?
En 2019 me interesó mucho ese nuevo espacio que se abría con la Blockchain; más por la capacidad e inmediatez de certificar la autoría de obras digitales que, de otro modo, nada más estar en Internet se hacen públicas y es difícil demostrar a quien pertenecen, que por las posibilidades creativas que propician esos nuevos espacios del metaverso. Hoy, después de una exploración de un año, he acabado por dejar de intervenir en ese terreno y considero que mi modo de entender la creación tiene más que ver con lo lírico que con lo viral. Los NFTs se me asemejan a islas de plástico reunidas por las corrientes de los océanos a la espera de ser recogidas para limpiar la basura de los mares.

¿Lo digital le ha dado alas? ¿Es más fácil o más complejo el proceso creativo en este ámbito?
Bueno, las alas me las dio mi madre cuando me puso el nombre. Fuera de broma, mentiría si no reconociera que lo digital me ha proporcionado nuevos recursos, especialmente debido a ser persona con diversidad funcional ya que con el avance de mi enfermedad neurodegenerativa, el ejercicio de la pintura tradicional se me ha complicado. Por otro lado lo fácil y lo difícil no son categorías que haya que tener en cuenta. Pintar es fácil o difícil según el pintor. Para un gran pintor como Goya pintar es fácil, lo difícil es ser sincero y auténtico siendo pintor de un rey atroz como Fernando VII. El proceso creativo con la herramienta digital  es como toda técnica, depende del interés y la atención. En mi caso soy autodidacta y mi modo de avanzar en el procedimiento ha sido buscar en los programas informáticos recursos para plasmar mis ideas. Esto, se pinte con pincel o con un ratón, es siempre interesante. Lo difícil hoy es  ser auténtico al tener que crear sí o sí en un mundo donde se democratiza la banalidad.

¿Cómo definiría el papel del arte en estos tiempos convulsos?
André Bretón dijo: El arte del siglo XX será convulso o no será. ¿Quién iba a imaginar que al poco tiempo el arte sería domesticado, depauperado y corrompido? No puedo saber a ciencia cierta cuál es el papel del arte hoy, ni siquiera si hay que pensar en darle un papel, hablamos así porque hemos pasado de una función sacra del arte en una sociedad de valores anclados en lo religioso, a una sociedad laica que puso en el arte la expresión de sus valores más elevados, pero atravesamos una segunda época donde el único valor parece ser el mercado, una producción  incesante de efímera calidad para obligar a un consumo de usar y tirar, y ahí no sé si es posible el arte. Yo creo en un arte que no precisa de viralidad instantánea, como una obra de Bach, música a todas luces más música que el reggaetón que ahora vende más y es de usar y tirar. Personalmente quiero entender que el arte es una expresión del alma humana, humana que, como alma que es tiene querencia de eternidad y es más ubicua que viral.

¿Sigue defendiendo la utopía de un arte útil para la humanidad?
Sigo defendiendo una humanidad útil para la humanidad y útil para el planeta porque lo otro es amplificar un suicidio colectivo. Desde ahí sí creo en un arte útil a la humanidad, como no podría ser de otro modo, e hincho el pecho para no temblar.

¿Qué temática ha marcado su obra y por qué?
Casi toda mi obra habla de lo que vivo, y de cómo lo vivo. Quizá es por eso que abracé la figuración desde los años 80. Pintar una figura era entablar una relación humana que hacía menos solitario este oficio. Ese vuelco figurativo, a la par de proyectar mis inquietudes, mis opiniones en cuanto al arte contemporáneo y a los sucesos de la vida que acontece,  creo que da la pista de mis motivaciones, y mucho más ahora al convertir mis cuadros y proyectos en cine de animación. Un ejemplo de lo que digo es la obra que realicé entre 2008 – 11 en el HNP como proyecto de  decoración del nuevo hospital cuya maqueta se exhibe en el hall junto a la Torre de la Igualdad. Me refiero al friso Huellas Hermanas, una obra en la que realicé más de 400 dibujos apuntes del gimnasio durante mi tratamiento rehabilitador.

¿Qué mensaje quiere transmitir al mundo?
Quizá el primero es el de que dedicarse al arte dota de sentido y plenitud a la vida; yo al menos así lo vivo y no dejo de dar gracias por ello. El segundo es que todo lo que merece la pena requiere esfuerzo, los caminos se van haciendo pero hay que abrirlos al andarlos.Y el tercero es la obligación, cada cual desde su sitio, de ser inspiración para los demás, aunque sólo haya uno que recoja el relevo.

Altamira-o-Perfil-de-La-Crucifixion-Crucifixxion, obra de Ángel Baltasar¿Cuáles son los principales hitos de su carrera artística?
Mi consideración sólo es relevante para mí. En ese sentido creo que obras como el Políptico del Azar Rojo, La Torre de la Igualdad y la más reciente El Éxodo de la Ternura ha sido pasos importantes.

¿Hacia dónde se dirige ahora?
El objetivo es por un lado consolidar lo hecho y por otro enlazar con nuevas ideas; como se dice coloquialmente – ¡Que no decaiga! –.

¿De qué se siente más satisfecho interiormente?
Si he de sentirme satisfecho de algo es de haber podido resistir hasta hoy haciendo el arte que quiero pese a los estándares con los que me ha tocado bregar, la enfermedad con la que tengo que vivir y la patria que me vio nacer.

¿Le resultan inquietantes esos robots que hacen “arte”?
En absoluto, yo siempre he sido fan de los dinosaurios.