“El suicidio debe dejar de ser un tabú”, M. 16 años, paciente del HNP

Mamen-Fernández-Psicóloga-clínicaEl lema del Día Mundial para la Prevención del Suicidio de este año dice: “Crear Esperanza a través de la Acción”. La intención es transmitir a la sociedad la idea de que existen alternativas al suicidio y brindar esperanza a quienes atraviesan circunstancias difíciles. M. de 16 años, paciente del HNP y la psicóloga clínica del centro, Mª Carmen Fernández nos ayudan a hacerlo.

Como cada 10 de septiembre desde 2003, por iniciativa de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recuerda que estamos ante un problema de salud pública. Basta ver la contundencia de los datos, cada año se produce más de 700.000 muertes por suicidio en el mundo. Solo España registra más de 3.600 personas al año, 10 personas cada día fallecen por esta causa.

El Hospital Nacional de Parapléjicos también es un sensor de la realidad del suicidio. Según fuentes de la Dirección Médica del centro, en los últimos tres años se produjeron 36 ingresos como consecuencia de intentos autolíticos y en lo que va de 2021 ya suman 9 casos.  Se da la circunstancia de que la edad media está bajando, más del 42 % de las entradas en el hospital como consecuencia de una lesión medular por esta causa tienen menos de 30 años, de los cuales aproximadamente la mitad son hombres y la otra mitad mujeres.”Un aspecto bastante común en estos pacientes es que padecen algún tipo de enfermedad mental, en muchos casos hubo intentos previos de suicidio”,afirma el director médico, Juan Carlos Adau.

Tu salud emocional, la mejor vacuna para prevenir el suicidio

Todos estos datos nos muestran la urgente necesidad de sumar esfuerzos para responder a esta problemática social y poner el foco sobre la importancia del cuidado de la salud emocional. “Tu salud emocional, la mejor vacuna para prevenir el suicidio”, reza en esta edición el eslogan del Teléfono de la Esperanza (717 003 717), organización con dilatada experiencia en escuchar el dolor psíquico de tantas personas con ideas suicidas.

Los medios de comunicación pueden ser grandes aliados en el ámbito de la prevención. Existe una  “Guía para la Prevención de Suicidio de la OMS. Un instrumento para medios de Comunicación” que, lejos de  propugnar que los periodistas estamos mejor callados  ante el suicidio para evitar el efecto contagio, conocido  también como efecto Werther, por el contrario, el contenido de las noticias también puede constituir un efecto preventivo, denominado efecto Papageno. Y es que en los medios las personas que han superado un suicidio o los familiares de una persona que murió por suicidio son los grandes olvidados. En este sentido la OMS dice que es bueno dar voz a los supervivientes de este drama tan silencioso y silenciado, a través de sus testimonios es una buena  manera de concienciar a la sociedad de esta importante cuestión.

Saber pedir ayuda y saber escuchar sin juzgar a quien la pide

Así que damos voz a M. una chica de 16 años que se encuentra ingresada en nuestro centro con lesión medular por un intento de suicidio y ahora en proceso de rehabilitación. Ella, menor de edad, tiene unos ojos grandes y bellos que están aprendiendo a mirarse por dentro, una vez que ha logrado romper “la oscura pantalla que me impedía ver la realidad”. Sus vivencias y reflexiones destilan algunas ideas que ahora tiene muy claras:

“El tema del suicidio es muy complicado, pero no podemos convertirlo en un tabú pues eso provoca que no lo entendamos bien. Hay que hablar”, nos cuenta desde su silla de ruedas.

Pues hablemos. ¿Qué no entendemos bien?, le pregunto.  “Cuando tienes problemas de salud mental resulta difícil ver más allá de lo que tu mente ha creado. Puedes estar rodeado de gente que te quiere y te valora y, cuando intentas mostrar cómo te sientes,  te dicen: ¿cómo puedes pensar que tu vida es una mierda, que estás solo, que nadie te quiere, si tu vida es estupenda? No entienden que tienes esa pantalla opaca que te creas tú mismo sin darte cuenta y que no te permite ver la realidad. Esto es lo que menos se entiende. Entonces  te sientes incomprendido y piensas, para qué he dicho nada, si no me están comprendiendo”.

Los padres pueden ser los últimos en enterarse de las intenciones suicidas de un hijo,  “esto es por el miedo que tenemos a hacerles daño, afirma M. Cuando quieres a alguien no deseas que sufra por culpa tuya o por algo relacionado contigo. Entonces sueles tragártelo todo y poner una sonrisa que es mentira y eso no está bien. Mi consejo es vencer ese miedo y expresar como estás de verdad “.

A los jóvenes y adolescentes con ideaciones suicidas M. les dice que “el mayor problema es no pedir ayuda y comértelo todo tú solo, hasta que un día vas y decides hacer lo que hice yo. Tuve suerte, pero pudo haber acabado de forma trágica”. Sé que es difícil, insiste, pero la única solución es pedir ayuda, “decirlo a tus padres o a tus hermanos: estoy pensando en suicidarme y me veo capacitado para hacerlo”.

También tienes que darles el tiempo para que ellos lo asuman y aprendan a ayudarte. Cuando le pregunto ¿Eso cómo se hace? M. desgrana con su voz juvenil, bajita pero segura, una reflexión para los que están cerca: “Lo más importante para ayudar es comprender sin juzgar”. Y es que para M. “te callas tantas cosas por miedo a ser juzgado… y resulta difícil expresar, pero  yo creo que de los errores vas pasando a aciertos. Si la persona a la que pides ayuda te juzga y te sientes mal inténtalo con otra”.

La joven M señala que, “si te están sobreprotegiendo te pueden agobiar, te sientes como si tuvieras tres meses”. Por ello valora el papel del profesional de salud mental, “lo hace más fácil porque a esa persona, que no tiene que ver contigo, le puedes contar cómo te sientes, sin miedo a hacerle daño, como lo tendrías a tu familia. Un experto lo ve con distancia, mientras que a tus padres les cambia la cara y se ponen más tristes. Al experto no, y eso te da más libertad para expresarte como realmente te encuentras”.

“Al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”

Mª Carmen Fernández, psicóloga clínica del HNP, ofrece su punto de vista “Siempre que me acerco por primera vez a uno de mis pacientes que ingresan con una lesión medular por intento autolítico, bien sea en la UVI, en su habitación en planta o en mi despacho, se activa dentro de mí esta frase de Carl G. Jung: “Conozca todas las teorías, domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Según la entiendo la frase no se refiere a una actitud de compasión lastimera, sobreprotectora… Habla más bien de que la persona que la vida te presenta desde tu rol profesional y su crisis vital, se encuentra ante un reto enorme en el que vas a estar presente para acompañar y  por mucho que ya hayas trabajado con muchos “casos” semejantes, es también para ti un reto completamente nuevo donde deberás poner en marcha, junto a la persona que tienes en frente, creatividad técnica y humana que ayude a sostener, como lo hace la silla de ruedas, o las diferentes ortesis para que la persona vuelva a recuperar o desarrolle la capacidad de sostenerse por sí misma (con o sin silla, con mayor o menor independencia física) y pueda crear y desarrollar o encaminarse a un modo de vida nuevo que incluya en cualquier caso la capacidad de auto procurarse bienestar emocional”.

El esquema de rehabilitación que define el trabajo de profesionales y pacientes en el HNP es en general muy favorecedor para los pacientes que ingresan con lesión medular causada por un problema de salud mental. “Este paciente que ingresa para la rehabilitación tanto física como psíquica se convierte en uno más entre las personas que trabajan para recuperarse y llegar al estado más óptimo posible de funcionalidad no sólo física. Establece relaciones con sus profesionales de referencia y con otros pacientes y familiares que por lo general por el impacto emocional de lo que en el hospital se vive favorece vínculos humanos de mucha calidad, muy sostenedores”, explica Mª Carmen Fernández.

La palabra crisis, tanto desde la etimología griega (juzgar para tomar una decisión) como china (riesgo/oportunidad) sugiere una narrativa muy acertada para lo que debe afrontar una persona que sufre una lesión medular por intento autolítico. El impacto emocional que supone un evento tan “traumático” en no pocos casos, paradójicamente -o no tanto- “de golpe” pone a la persona en situación de valorar su vida (y la de otros) de un modo muy diferente y en sentido mucho más adaptativo. Sobrevivir a lo que claramente debía haber sido causa de muerte segura, moviliza en no pocos casos una perspectiva muy diferente del valor de la vida y potencia los resortes de supervivencia que todo ser humano lleva dentro de sí y que antes se vieron bloqueados por múltiples motivos.

“Motivation”

Volvemos a M. cuando conversamos sobre su manera de ver el mundo antes de su intento de suicidio y cómo está ahora, la adolescente cuenta que antes se sentía minúscula, poco importante, que si desaparecía no se iba a alterar nada ni nadie de este mundo. “Estaba equivocada ahora me doy cuenta de que si me quito del medio realmente va a doler. Si tienes un huerto o una mascota y te encargas de eso no podrán vivir sin ti y si tienes seres queridos y amigos les producirás más dolor. Ahora me siento más sabia y capaz de empatizar con los demás, he pasado por muchas cosas y cuando veo a alguien sufrir quiero ayudarle todo lo que pueda”.

Valoro la valentía con la que M. ha querido compartir esta realidad. Ojalá sus palabras  ayuden a alguien, eso le gustaría mucho a nuestra protagonista. De hecho, tras el bachiller M. desea estudiar Magisterio para dedicarse a la enseñanza. Cuando me encontré con ella vestía una colorida camiseta, con letras eléctricas con la palabra “Motivation” repetida en inglés. Es chula, le digo, y me da pié a la pregunta ¿Cuál es ahora tu mayor motivación? Se le enciende la mirada y contesta: “Mi mayor motivación soy yo, además de mis padres y mi hermana. Lo que me ha sucedido me ha cambiado la mente y me ha ayudado a darme cuenta de lo que tengo. El golpe ha roto la oscura pantalla. Esta es una vida diferente, pero por suerte es una vida.  Ahora voy a pensar en mí”.

Por Miguel A. Pérez Lucas

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