Lo que te aporta el desarrollo personal

Kenneth Iversjö

Por: Kenneth Iversjö

Mi camino de desarrollo comenzó hace más de 20 años, aunque ya desde que tenía diez escuchaba a mis padres y a sus amigos hablar sobre temas de filosofía, espiritualidad, desarrollo personal y autoayuda, no fue hasta los quince que empezó mi decisión consciente de investigar y desarrollarme todo lo que pudiera.

Fue entonces cuando mi madre puso en mis manos el primer libro de autoayuda, desde entonces hasta hoy he leído cientos de libros, he hecho diferentes tipos de cursos, talleres, seminarios, etc. Desde “Un Curso de Milagros”, con el que aprendí muchísimo ya que lo leí en la época en la que estaba volviendo a ser persona después del accidente y me vinieron como anillo al dedo todos los ejercicios y entrenamientos que hice durante ese año; pasando por la formación en Programación Neurolingüística, etapa en la que desarrollé mi comprensión sobre la mente y su funcionamiento, gané habilidad para manejar mis pensamientos y mis emociones, aumenté mi capacidad de gestionar conflictos y mi entendimiento de la experiencia de las personas a nivel subjetivo, me ofreció una nueva forma de relacionarme con el mundo y además, más tarde, me serviría como modelo de coaching para desempeñar mi trabajo; hasta la carrera de Psicología, donde amplié mis horizontes sobre el conocimiento del ser humano, genial para hacerme una visión global de la psique que después me serviría para ayudar a los demás.

Esto solamente es una muestra de lo que he hecho y todo este bagaje me ha servido en muchas cuestiones importantes en mi vida, como por ejemplo afrontar el cambio que supuso el accidente que me llevó a una silla de ruedas (con mucho trabajo conseguí alcanzar un estado de normalidad bastante aceptable y agradable). También mejoré mi autoestima, pasando de una sensación es de inferioridad brutal a un punto de vista equilibrado. Por otro lado he utilizado lo aprendido de mí mismo y de los demás para mis relaciones personales y familiares, las cuales indudablemente son mucho mejor gracias a nuestra actitud y nuestro buen hacer. En mi profesión me ha servido para ayudar a las personas a ser más felices, a mejorar su calidad de vida, a conseguir sus retos, etc. A día de hoy, desde que empecé a ejercer, he ayudado a cientos de personas y esto ha sido así gracias a que un día me ayudé a mí mismo.

He aprendido mucho sobre la vida, sobre cómo funcionan las “cabezas humanas”, he conocido cómo nos limitamos a nosotros mismos o nos potenciamos y ahora sé que el infierno y el cielo interior tampoco están tan lejos el uno del otro. Comprender cómo funciona la vida y el ser humano hace que la experiencia vital sea más ligera y agradable, te permite adaptarte y guiar tu camino de una forma más certera y eficaz. Hace que saborees más las experiencias, que las disfrutes más, que puedas sacar más jugo de tu vivencia.

Un día tuve que elegir ser humilde conmigo mismo y admitir mis fallos, mis errores, bajarme de la lucha por llevar la razón y alzar “la bandera de la paz”, esa que me llevaría a tomar la responsabilidad, no sólo de mis actos conscientes, sino también de los inconscientes. Y al contrario de lo que pensé en un principio, dicha responsabilidad no me hizo perder y ser más débil, al contrario, me hizo más fuerte.

Kennet Iversjö

He aprendido a surfear por las olas de la vida aunque aún me siga cabreando, entristeciendo, frustrando por ciertas circunstancias. Aún me quejo de aquello que me gustaría que fuera diferente, pero ahora nada de esto es tan intenso como antes y aún así puedo gestionarlo más fácilmente por que ya sé cómo cambiarle el significado a las situaciones. Conseguí llegar al fondo, a esa sensación de felicidad y plenitud que está debajo de todos los pensamientos, objetivos, deseos, necesidades. A esa serenidad que nace de lo más hondo de mí y a la que me costó mucho llegar, años de desarmar estructuras mentales que me alejaban no sólo de mí mismo, sino de mi naturaleza más profunda. Ahora la experiencia de autorrealización está más cerca.

Nunca me rendí ante las limitaciones y obstáculos de la vida. No me conformé con lo que no quería. Creo que luchar por tus verdades, por tus anhelos más profundos es un signo de cordura y que renunciar a ellos es todo lo contrario, una muestra de locura. Observo a diario cómo la gente se rinde ante situaciones duras que les llegan, simplemente porque no saben cómo manejarlas. Se conforman con las frustraciones y tristezas sencillamente porque lo han intentado muchas veces y no han conseguido gestionar las cosas como querían. ¿Eres tú uno de ellos? ¿Eres tú uno de esos que se rinde aunque le hubiera gustado vivir una vida diferente? ¿Eres de esos que dicen “la vida es así, hay que aceptar lo que te toca?

Puedes tirar la toalla y vivir aquella vida que no quieres o puedes trabajar para cambiarla aquello que deseas. Tienes millones de libros con millones de respuestas. Además está internet con sus mares y sus redes. Y aún más relevante,  hay miles de profesionales que pueden ayudarte a mejorar tus circunstancias. ¿Para qué seguir sufriendo si hay opciones para crear una vida armoniosa? ¿Qué me dices, te apuntas al desarrollo?